La exposición reúne a dos artistas clave de la colección del MCBA y cuestiona su búsqueda común por un retorno a las fuentes del arte.
Ambos nacidos hace 150 años, uno en Morges, el otro en Lausana, Louis Soutter y René Auberjonois son dos virtuosos del dibujo. Soutter es el abandono de las convenciones, nerviosismo sísmico, ardor expresivo; Auberjonois es la lucha con la norma académica, la contención del gesto, la línea largamente meditada. De un lado la mancha hasta la saturación de la hoja, del otro la huella de la luz, casi invisible sobre el papel.Si los artistas se apresuran a desenterrar las obras que armonizan con su sensibilidad y entrar en comunión con ellas, el pronto reconocimiento de la genialidad de Soutter por Auberjonois no deja de asombrar por mucho que su estética parezca a las antípodas. La exposición recurre a los ricos fondos del MCBA para cuestionar el apoyo inquebrantable que Auberjonois, célebre en su época, brindó a Soutter, aislado del mundo y recluido en su soledad. Afronta el destino de los dos hombres, descubre sus puntos en común y reúne sus obras en la hipótesis de una búsqueda compartida: la de un retorno a las fuentes del arte, del lado del candor primario.
Comisaria de la exposición: Catherine Lepdor, curadora en jefe