La Collection de l'Art Brut dedica una retrospectiva a la obra de la diseñadora de origen uruguayo Magalí Herrera (1914 – 1992). Incluye todas sus obras conservadas en el museo de Lausana, dando testimonio de todos los períodos de su producción.
La Collection de l'Art Brut dedica una retrospectiva a la obra de la diseñadora de origen uruguayo Magalí Herrera (1914 – 1992). Incluye todas sus obras conservadas en el museo de Lausana, dando testimonio de todos los períodos de su producción. Esta presentación también nos permite revelar parte de sus archivos personales, en particular su intensa correspondencia con Jean Dubuffet. En 1967, Magalí Herrera comenzó a escribir al artista francés, quien inmediatamente incluyó sus dibujos en las colecciones de la Compagnie de l'Art Brut de París. Hasta 1974 mantuvieron una relación epistolar en la que Herrera se entregó con pasión. Por ello, más tarde encargó a su marido la donación, a título póstumo, no sólo de todos sus dibujos, sino también de sus archivos privados a la Collection de l'Art Brut. La integración de su obra al campo del Art Brut convierte a la diseñadora uruguaya en la única representante de su país dentro del museo.
Magalí Herrera nació en Rivera, Uruguay. Descendiente de una familia de personajes notables, practica la danza, el teatro, la fotografía y organiza veladas dedicadas a la poesía. También es autora de poemas y cuentos de ciencia ficción, algunos de los cuales permanecen inéditos. Hacia 1952 comenzó a pintar ocasionalmente, luego se dedicó exclusivamente a esta práctica a partir de principios de los años 1960, creando el día y la noche en una especie de segundo estado. Permaneció en París en 1967 y 1968. Durante estos dos años descubrió el Art Brut y comenzó su correspondencia con Jean Dubuffet. Se nutre de este diálogo que encuentra significado en todas sus obras gráficas.
Para crear, Magalí Herrera se abandona totalmente a su imaginación y deja emerger los elementos de una verdadera cosmogonía interior. Continuamente dibuja composiciones en tinta china blanca o negra sobre papeles blancos, negros o de colores. Su práctica, lenta y tenaz, es de una delicadeza excepcional gracias al uso de instrumentos muy precisos, en este caso pinceles de caligrafía china. Sus obras están hechas de puntos y líneas, de donde nacen universos utópicos. Esta exposición es una oportunidad única para examinar estas singulares creaciones a la luz de las cartas que Herrera intercambió con el teórico del Art Brut.
Comisaria: Pascale Jeanneret, curadora de la Collection de l’Art Brut